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4 08 2008

Bueno, ya estamos instalados en Miami; al final hemos conseguido alquilar un apartamento compartido en una zona bastante buena de Miami (Brickell Avenue), cerca del Financial District. La vista es impresionante:

 

 

Según hemos podido saber es de las zonas más seguras de Miami y, por lo que hemos visto por ahora, parece que es verdad… sólo se ven por la calle ricachones haciendo footing y en bici…Lo único malo que tiene el apartamento es que no tiene acceso a Internet y la única señal WiFi que se coge es de una inestabilidad que no tiene nombre, por lo que, de momento, a todos los efectos, por ahora no tenemos Internet. 

 

En estos momentos os estoy escribiendo desde un banquito muy majo que hay en el campus médico mientras espero que salga Xin para ir a comer algo; por suerte, hay WiFi abierta y gratuita en todo el Medical Campus…

Estos días han sido de locura, pero parece que poco a poco vamos bajando revoluciones y relajándonos… tener ya casa contribuye bastante a eso, la verdad…

El otro día fuimos a cenar con el jefe de Xin; hospitalidad llevada a su máximo extremo. Después de llamarnos al móvil varias veces sin que lo escucháramos, al fin dio con nosotros y quedamos para ir al día siguiente (el viernes pasado) a cenar con él y su mujer. Quedamos a las 19:00 e, imaginaros mi cara al ver un Ford Mustang negro descapotable que se acerca a nosotros, para y nos invita a subir… La cosa promete. Después de conducir una media hora por Miami (se puede decir que fue nuestro primer tour turístico por la ciudad) llegamos a su casa, un apartamento a-co-jo-nan-te en pleno Miami Beach, con unas vistas impresionantes (las del nuestro no están nada mal, pero las suyas son de otro planeta). Después de estar tomando algo con él y su mujer en la terraza del apartamento, bajamos a cenar al restaurante del edificio a una hora bastante europea. La cena fue bastante cómoda pese a la diferencia cultural y del idioma. 

Sin duda lo mejor de la noche fue cuando nos acercó a casa; subimos de nuevo al Mustang, quitó la capota, e hicimos el viaje de vuelta por Ocean Drive, al lado de la costa, con vistas panorámicas a todo el distrito del Art Decó. Impresionante. 

Al día siguiente, después de ir un par de veces al Mercadona (aquí lo llaman Publix, son muy suyos los americanos) nos decidimos a ir por nosotros mismos a la zona de Miami Beach… Pero nos encontramos con un problema. Los autobuses Miamenses no te dan cambio, tienes que ir con el dinero contadito… Y cual es nuestra sorpresa al ver a una chica que amablemente se ofrece a pagarnos el billete. ¿Quién era? Se trataba de una chica Coreana, que había estudiado en Madrid y acababa de mudarse a Miami para un nuevo trabajo. Hicimos todo el trayecto de bus con ella, mientras nos contaba cosas de Miami (llevaba un par de semanas en la ciudad, con lo que para nosotros era toda una experta), y luego seguimos dando un paseo por Miami Beach. Después de darnos los teléfonos nos despedimos con la agradable sensación de estar encontrándonos a muchísima gente amable en lo que dura esta aventura. 

 

Nuestro paseo por South Beach fue muy agradable, incluyendo unos granizados en el típico restaurante americano, al borde de la playa. ¿Y cual fue nuestra sigiente parada? Para mí era inevitable: la Apple Store de Lincoln Rd, una de las calles comerciales más bonitas que hemos visto hasta el momento. 

 

 

El domingo fue un día bastante tranquilito, aunque con una complicada misión para unos novatos en este país: hacer el laundry, aunque las máquinas son bastante sencillas y en poco más de una hora tienes la ropa limpia, seca y casi planchada por 2$. 

Otro día os hablaré con más detalle del apartamento en el que estamos, porque es cuanto menos peculiar… También queda pendiente un post sobre la conciencia ecológica americana, es algo que nos tiene bastante cabreados…

 

Nos leemos en breve!

 

 

EDIT: Xin y yo estamos sorprendidos por el número de visitas y de comentarios que han recogido las últimas entradas relacionadas con el viaje. Muchas gracias a todos por vuestro interés y comentarios, nos alegra mucho leerlos! Un saludo desde Miami.

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